Osorno

Gárgolas, neolítico e innovación

Osorno la Mayor se moderniza y vincula el desarrollo del municipio a la construcción de la autovía a Cantabria

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

Gárgola y pináculo de la iglesia.

Palacios, escudos, gárgolas, restos prehistóricos, una torre, un puente, una fuente, iglesias y ermitas, hormigón, cereales y pastas, a medio camino entre el norte y el sur, paso y reposo, enredado en el agua.

Osorno la Mayor es hoy un cuerpo latente, entre el esplendor de su pasado y las perspectivas de un futuro en busca de buenos tiempos. Latente, que no dormido, trasmite la sensación de poder llegar más allá, mucho más lejos, con sólo proponérselo.

En efecto, y a pesar de una continua evolución hacia adelante, Osorno, afectado por la situación general del medio rural, se ha desarrollado de una forma contenida, tal vez no acorde a sus posibilidades. Sin embargo, tanto por su ubicación como por su potencial, es sin duda una de las localidades palentinas con mayor proyección de cara a los próximos años.

Por un lado, las infraestructura, con la presencia de la autovía a Cantabria, y por otro las actuaciones que se llevan planteado últimamente desde el ayuntamiento parecen querer trenzarse en la idea de lograr que este municipio se encuentre preparado en el momento oportuno para dar ese salto que tantos están esperando de él.

La nueva depuradora de aguas residuales, la reforma de la planta potabilizadora, el centro de transferencia de residuos urbanos, el vivero de empresas o la nueva zona de polígono industrial, pendiente de un acceso entre la futura autovía y la N-120, son solamente algunas de las actuaciones que se han iniciado o que están en vías de ejecutarse.

Todo ello vendrá a complementar y dar cobertura a un asentado tejido de empresas que han ido abriendo camino en el desarrollo de Osorno, como son Hormigones Sierra, Cereales Noriega, la Cooperativa de Piensos Tierra de Campos, el matadero industrial o la dulce y tradicional Repostería Mariano, entre otras.

Mención aparte habría que hacer de una de las más completas dotaciones hosteleras de la provincia, con el hotel Tierra de Campos, los hostales El Navío y Los Chopos, y los restaurantes Plaza, La Campana y El Surtidor.

Patrimonio cultural

Pero Osorno no solo pretende sacar partido de su envidiable situación geográfica. Cuenta por otro lado con el suficiente atractivo en lo que a patrimonio cultural se refiere como para ser lugar de interés turístico, siempre y cuando persista la necesaria preocupación en este sentido.

Las Cabañas de Castilla, Villadiezma y Santillana de Campos suman sus obras de arte a las de Osorno, donde además de las sorpresas que salpican su casco urbano, cuenta en el paraje de La Velilla, donde pueden ser contemplados los restos prehistóricos de un túmulo del neolítico.

Luego están los palacios, los escudos, las gárgolas, un puente, un artesonado, el Canal, las iglesias, las calles, enredado en el agua, a medio camino entre el norte y el sur: Osorno la Mayor, paso y reposo para el visitante.

Vuelve el estilo retro

Osorno la Mayor se moderniza y vincula el desarrollo del municipio a la construcción de la autovía a Cantabria

Texto Soraya de las Sías .

Un vecino se protege del sol junto al carro en la fiesta del año pasado.. / El Norte.

« El principal objetivo que nos mueve es atraer visitantes y turistas a Osorno y promocionar todos los atractivos y encantos históricos, arquitectónicos y naturales que tiene la localidad y la comarca». Así resume Federico Melero, presidente de la asociación cultural El Portalejo, el cometido de este colectivo surgido hace dos años alrededor de la fiesta ‘Osorno en dulce’, una nueva iniciativa de promoción turística que intenta rescatar de los baúles del olvido el sabor de las tradiciones y costumbres del pasado de este rincón de Tierra de Campos.

Medio en serio, medio en bromas, un grupo de vecinos pensó que si la moda retro miraba hacia atrás para arañar ítems y tendencias de décadas pasadas, ellos también podrían recuperar el estilo que causó furor en los años cincuenta y setenta para recordar la trayectoria de la localidad. Revolvieron las estanterías de desvanes y quitaron el polvo a las cajas amontonadas en los trasteros para encontrar aquellos vestidos de cuello barco y cintura ajustada y aquellas señas de identidad de la época, desde los gigantes carricoches para pasear a los niños hasta la vieja y casi ortopédica bicicleta con la que el cartero recorría las calles con la correspondencia. Los disfraces y la ambientación de las calles y de los comercios buscaba regresar al pasado más cercano, cuando a Osorno se le conocía por sus fábricas de chocolates y galletas, por su importante papel en la industria agroalimentaria. «Hubo antiguos trabajadores que rescataron las míticas latas azules de las galletas Constancia y que salieron a la calle con las batas y uniformes de la fábrica. Nos sorprendimos gratamente al comprobar que éstos y otros muchos vecinos se habían esforzado para participar en la fiesta, por vivir viejas tradiciones y oficios familiares», apunta Melero.

Aquella peculiar idea de la moda retro se había conseguido reunir a centenares de vecinos bajo una fiesta original y divertida, que también tenía matices culturales. «Más de un mayor se emocionó al regresar de repente al ayer y más de un joven se quedó pasmado al comprobar de cerca el estilo y modo de vida de antaño. Era la mejor manera gráfica de explicar la evolución experimentada con el paso de los años», agrega el presidente.

El éxito de público hizo que los organizadores se constituyeran en asociación y programaran con más tiempo la segunda edición. «El segundo año lo dedicamos a recordar la agricultura y ganadería. De nuevo, la gente de aquí y de fuera se sumó a la fiesta con vestimentas del campo y con viejos aperos y carros y nos sorprendió. Además, conseguimos más colaboración de las instituciones para sacar a delante algo pionero, que nada tenía que ver con las ferias o mercados medievales y romanos que salpican la provincia en verano», matiza Melero.

Ahora, la asociación El Portalejo ultima los preparativos para acoger el próximo 12 de agosto la tercera edición de ‘Osorno en dulce’, que estará dedicada al mundo ferroviario. Habrá un cálido homenaje a los trabajadores de Renfe y un trayecto en un tren arrastrado por la locomotora de vapor más antigua, la Verraco, que acercará al paladar de todos los que visiten Osorno el sabor dulce de lo retro.

Medallas compartidas

El profesor jubilado Luis Martín Soto ejerce como entrenador deportivo para los niños de Osorno

Texto de Soraya de las Sías

Luis Martín Soto y Mauricio Saint-Jean posan juntos en la escalinata del Ayuntamiento de Osorno.

Luis Martín Soto Álvarez nació en Lantadilla, se crió en Villasarracino y reside desde hace décadas en Osorno. Comenzó su carrera profesional como docente en el colegio La Salle de la capital palentina, de donde se trasladó posteriormente a las escuelas de Villasarracino. Cuando cerraron, pasó al colegio público Nuestra Señora de Ronte de Osorno, donde ha ejercido como profesor de Matemáticas, Ciencias y Educación Física hasta hace cuatro años, cuando se jubiló.

A pesar del tiempo transcurrido, son muchos los jóvenes de la localidad que le siguen viendo fuera de las aulas como Don Luis. La misma consideración que le tienen muchos de los niños a los que ahora entrena en baloncesto, fútbol, atletismo, natación u orientación. «Esto le permite seguir vinculado de alguna manera con la comunidad educativa, a la que sigue arraigado», señala el alcalde de Osorno, Miguel del Valle, quién se pregunta qué es lo que ha hecho el profesor para conseguir unir a los pequeños, hacerlos participar y conseguir más de una quincena de trofeos en las diferentes competiciones. «No sé lo que hace, pero el poder de convocatoria que tiene es tremendo. Estoy convencido de que si estas actividades las organizara el ayuntamiento, no contaríamos con tantos niños», especifica el regidor.

¿ Cuál es el secreto? Honesto, reservado y tímido, Luis Martín tan solo se atreve a decir que todo es fruto del trabajo en equipo y del esfuerzo perseguido para inculcar el espíritu de lucha y tesón. «Me considero más educador que preparador físico. Este puede ser el secreto, si es que lo hay», se cuestiona Soto Álvarez, que añade que en las competiciones deportivas no ha enseñado a ganar, sino a jugar y participar «teniendo siempre presentes el compañerismo, el respeto y la educación», matiza.

Con él han entrenado y luchado campeonas como Pilar Mendoza o Beatriz Antolín, algo que le hace sentirse comedidamente orgulloso. «Me gusta el deporte, disfruto con él y con los chavales, por eso sigo entrenando, para mí no es ningún problema ni ningún sacrificio», apunta el profesor, que, sin embargo, no esconde su deseo de que otros jóvenes se vayan enganchando al deporte y se queden con las riendas de los equipos y de los entrenamientos. «Pero será más difícil», apostilla.

Ardua se presenta esta tarea en los tiempos que corren, cuando son pocos los jóvenes participativos e implicados en la vida municipal que residen en el medio rural. «Pero tampoco es imposible, solo es necesario trabajar», espeta Mauricio Saint-James, que se incorpora a la entrevista y tertulia.

Es el hijo del alcalde de la ciudad chilena de Osorno, con la que la localidad palentina se hermanó en 1993. No conocía la provincia y ha decidido viajar este verano para viajar y para compartir experiencias con jóvenes de su edad pero de diferentes culturas y planteamientos. «Osorno de Chile es una ciudad más grande dedicada a la agricultura y a la ganadería, como aquí. Las clases y estratos sociales están más diferenciados, pero a todos les une de alguna manera la lucha por seguir adelante, por pensar en fórmulas para seguir adelante. Quizás ese espíritu luchador es el que falte aquí», explica Mauricio, quien continúa señalando que habrá que trabajar este aspecto para que sean muchos más los que puedan contar con las medallas compartidas del deporte y del espíritu luchador.

Proyectos llegados de la mano de las autovía

Una empresa de reciclaje de electrodomésticos y otra de conversión de paja en energía impulsarán Osorno

Texto Eduardo Plaza.

La ubicación de Osorno, a unos 50 kilómetros de Palencia y Burgos, a poco más de 100 de León y a 150 de Santander -por vía rápida a falta de la conclusión de la autovía de Cantabria-, hace que este municipio palentino sea uno de los mejores situados, y por tanto de los más atractivos para el asentamiento de empresas. Ésa es una de las bazas que está tratando de explotar el Ayuntamiento osornense, que tiene en proyecto la construcción de un nuevo polígono industrial, demandado principalmente por firmas de logística, ya que el actual se ha quedado pequeño, aunque los trámites administrativos son más lentos de lo deseado por el Consistorio.

Entretanto, son varias las iniciativas que van tomando forma. Una de ellas es la empresa de reciclaje de aparatos eléctricos "Induraee" -la primera de este tipo en Castilla y León-, que tiene previsto comenzar su actividad en septiembre y espera crear unos 20 empleos el primer año y llegar hasta los 50 en cuatro años. Otro proyecto es el de "Eco 2 Biomasa", una compañía que pretende construir una planta de generación de electricidad utilizando la paja como combustible, cuyas previsiones hablan de la creación de unos ochenta puestos de trabajo.

En cuanto a otros propósitos que mejoren la calidad de vida de los osornenses hay que destacar la creación de un centro de estancias diurnas con capacidad para diez plazas, que se llevará a cabo mediante la rehabilitación de un edificio público de la localidad. Otro anhelo es la conclusión del polideportivo cubierto, muy demandado especialmente por los escolares del colegio Nuestra Señora de Ronte para sus clases de Educación Física. Muchos de ellos, junto a otros pequeños que llegan a Osorno de vacaciones, están disfrutando del Programa "Crecemos en verano", impulsado con buen acierto por la Junta.

La Mayor

Osorno acoge el único dolmen excavado y los restos de la mansión romana de Desóbriga

GONZALO ALCALDE

Muchos son los pueblos que uno lleva recorridos, conocidos, reconocidos y visitados, pero siempre hay algunos que calan más que otros. Y no suele ser porque sean más atractivos, llamativos o importantes, patrimonial o económicamente hablando, sino que más bien suele ser por la relación casi siempre especial que uno termina teniendo con los vecinos que en ellos residen o resisten, que de todo los hay.

Para mí, Osorno es uno de esos pueblos, y no reniego de 'la mayor', pues así se conocía hasta hace poco a esta importante villa palentina para diferenciarla de 'la menor' que visitamos el miércoles. Aunque Osorno no es una de esas villas coloristas que ocupe un lugar destacado en las guías de promoción turística, puedo decirles que uno de sus mejores patrimonios son los vecinos que la habitan, y se lo dice alguien que ha ido por allí a dar charlas, pregones y hasta a merendar a una de sus bodegas, que también las tiene.

Aquí y ahora, yo les podría contar todo lo que la historia ha dejado desperdigado por el término de Osorno y las tres pedanías que lo conforman: Las Cabañas de Castilla, Santillana de Campos y Villadiezma.

Y decirles que por allí existe y que además se puede visitar el único dolmen excavado de la provincia de Palencia, o los restos de la importante mansión romana de Desóbriga.

Pero no lo voy hacer, pues les haré una recomendación mejor: que contacten con Luis Cuesta García, la persona que más sabe y conoce sobre su pueblo, un verdadero cronista oficial de la villa, y además una de las personas más sencillas y educadas que uno pueda conocer.

Y manteniéndome en este mismo tono, no puedo dejar de mentar a su alcalde, Miguel del Valle, otro hombre que lleva muchos años trabajando, desde la sencillez y la laboriosidad que le caracteriza, para que su pueblo ocupe el lugar que se merece. Pues dejará de ser toda una importante encrucijada de camino, y nunca más que ahora, pues allí, por fin, ya se cruzan dos de las autovías más importantes de esta parte de la Meseta Norte, y por lo tanto de Castilla y León.

El alcalde me cuenta que a través del Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, el Ayuntamiento que preside se ha metido en obras para mejorar los entornos de la Plaza Mayor. Allí también se ubica uno de los edificios de arquitectura civil más bellos de la provincia, que ejerce como Casa Consistorial y que fue conocido como Palacio de los Hierro, pues fue esta familia quien encargó su edificación, allá por el siglo XVII.

La Virgen de Ronte

No lejos de esta escalonada y particular plaza de Osorno, se localiza la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que aunque es un edificio gótico, claramente se ve que fue construido sobre otro anterior románico. Dentro del templo, destacan los escudos nobiliarios de los Condes de Osorno, su órgano barroco, un bello calvario gótico sobre el retablo mayor, su pila bautismal románica figurada, varios retablos barrocos y neoclásicos, y la pequeña imagen también románica de la Virgen de Ronte, que cuenta con gran devoción en la comarca. Cuenta la tradición que la Virgen de Ronte, la más pequeñita, nació del tronco de una higuerita.

También y sin salir del casco urbano de la villa, podremos admirar la pequeña ermita humilladero de la Piedad, que conserva un buen conjunto escultórico con esta representación y un mejor artesonado mudéjar que la protege.

Histórico apasionado

Luis Cuesta, de 83 años, dedica las tardes a leer los libros de historia que tiene en su particular biblioteca

Luis Cuesta, con un libro en las manos, en la sala que tiene en su casa de Osorno :: LEONOR RAMOS

LEONOR RAMOS

Cuando llego a su casa está en un cuarto muy luminoso ubicado en la parte superior de la vivienda, en la que pasa largas horas leyendo detenidamente cada uno de los libros que tiene en su biblioteca. Coge sus gafas, elige uno de ellos -el que más le apetezca ese día-, coge lápiz y papel para apuntar aquello que más le llama la atención y se adentra en un mundo por el que siempre ha sentido pasión. Luis Cuesta, de 83 años, ha sido agricultor, pero siempre ha soñado con ser historiador. «Mi trabajo en el campo es como un matrimonio de conveniencia, me tocó trabajar en la agricultura, pero por obligación, porque lo que realmente siempre quise hacer fue estudiar», dice.

Su padre no le dejó estudiar después de la escuela, y eso que siempre fue un gran alumno en la escuela. Tiene una memoria envidiable, tanto, que todavía se acuerda del primer día que fue a la escuela. «Me acuerdo que el maestro me dejó castigado ya el primer día y a día de hoy todavía sigo sin saber el motivo del castigo», recuerda. Al día siguiente, le dijo a su madre que ya no quería ir a la escuela pero por fortuna regresó y ya no le castigaron más. «Mi padre y mi abuelo siempre soñaron con que yo siguiese la tradición de la agricultura y lo consiguieron, pero a mí, jamás me ha gustado», afirma.

Trabajó en el campo pero en sus ratos libres y muchas veces a escondidas dedicaba horas y horas a la historia, a la literatura y también a la etimología. «Me llevaba los libros al campo, y desde que era un niño, todos los días he leído algo, así que cada vez me iba quedando con más detalles», apunta. Si no llevaba los libros, se llevaba un periódico o sino una revista. «Ya tenía vicio por aprender, porque muchas veces hasta comiendo me ponía a leer con el consiguiente cabreo de mi padre», recuerda. Por las noches, si se iba a la cama a las diez no se dormía hasta dos horas más tarde.

«He leído bastante filosofía, poesía, gramática, historia y siempre se me quedaba algo, además siempre he acudido a conferencias y he visto mucho la televisión, pero sólo aquello que daban interesante y no esas chorradas que salen muchas veces», apunta. Siempre que el Ayuntamiento quiere saber algo de la historia de Osorno o a alguien al que explicarle algo más o enseñarle la iglesia del pueblo siempre acuden a Luis. «Hasta los estudiantes muchas veces vienen a mí para preguntarme cosas o para pedirme alguna enciclopedia o libro para sacar la información que necesitan», señala.

Amplia biblioteca

«Tengo una amplia biblioteca, y si llevo unos 60 años de uso de razón, no te haces una idea de la cantidad de libros que han pasado por mis manos y la cantidad de libros que he comprado, aunque otros me los han regalado», asegura. Todavía sigue comprando libros y cuando le pregunto cuál es su libro favorito, le gustan tanto todos, que es incapaz de decirme uno. «Tengo la costumbre de hacer apuntes de lo que leo y luego los paso a limpio y pongo el tema, en qué libro lo he encontrado y en qué página, así cuando quiero recordar algo pues lo tengo más fácil», dice. Y no hay más que ver todos los libros que tiene, porque tiene trozos de papel en aquellas páginas donde ha encontrado lo más interesante.

Ahora, está leyendo el libro 'Las villas romanas en la provincia de Palencia', de Javier Cortes, aunque por sus manos ya han pasado libros del románico palentino, la Biblia, enciclopedias de historia o revistas del 'National Geographic', entre otros. «Muchos piensan que estoy algo chalado porque a mi edad no es normal que siga dedicando tanto tiempo a la lectura, pero es que soy así y me encanta», asegura. Pero no sólo lee, porque es uno de esos vecinos que participa activamente en todo lo que se organiza en Osorno. «En invierno hago el belén, así que dentro de poco me pondré a prepararlo, para ir avanzando», apunta.

Ha pintado; ha hecho a mano el escudo de Osorno; ha leído, ha escuchado mucha música, sobre todo zarzuela, y ha aprendido mucho. Compartir con Luis una hora ha sido como estar disfrutando de uno de esos libros que te enganchan desde la primera línea. No consiguió estudiar, pero ya se ha ganado el título de historiador.