Villalobón

Un gesto de humildad

La proliferación de urbanizaciones de viviendas demanda el aumento de las infraestructuras y los servicios en Villalobón

José Luis de Román González

Hace algún tiempo ya que Villalobón no es lo que era. Afortunadamente, piensa la mayoría de sus vecinos. La sorprendente proliferación urbanística ha cambiado por completo la fisonomía de este pueblo, que en apenas diez años ha visto incrementada su población en más del 200%.

En 1991 contaba con tan solo 247 habitantes. Según los últimos datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística, en enero del 2004 Villalobón tenía 608 habitantes. Y en estos momentos, y según las cifras facilitadas por el propio ayuntamiento, son ya 757 las personas que residen en el pueblo.

Todo empezó a cambiar el día en que se acercó por Villalobón la primera constructora con la intención de edificar. Desde entonces y hasta ahora el gran número de proyectos urbanísticos llevados a cabo en el municipio han ocupado casi al completo toda la superficie de suelo urbanizable que había disponible.

Cuando se finalicen todas las fases actualmente previstas, se estima que habrán sido construidas cerca de mil viviendas, la mayor parte integradas en urbanizaciones de chalés adosados.

Con ello, no solamente ha cambiado el aspecto del pueblo. La venta de terrenos ha beneficiado a buena parte de sus antiguos vecinos, así como al propio ayuntamiento, si bien éste ha visto igualmente incrementadas las necesidades del municipio en lo que a infraestructuras y dotaciones de servicios se refiere.

Ciertamente, Villalobón ha perdido parte de su personalidad como pueblo, pero a cambio ha encontrado la llave para un futuro cargado de prosperidad y cada vez más unido, aunque sea físicamente, al de la capital.

Considerada en estos momentos como una localidad dormitorio, tendrá que pasar algún tiempo para que la nueva población se integre en el pueblo y se sienta un poco más de él.

Actividad frenética

Entretanto, desde el ayuntamiento se trabaja para proporcionar los servicios que demanda su actual situación. Entre ellos, especial importancia adquiere el de las comunicaciones. Por un lado, en cuanto al trazado de la carretera a Palencia, en el que se han implantado dos glorietas, y por otro, en el del transporte público, para el que se pretende una periodicidad de una hora en la salida de los autobuses que se trasladan a la capital, y para el que se desea un tráfico más fluido en la hoy colapsada entrada por el puente de Villalobón.

También está prevista la construcción de un paseo que enlace al pueblo con el término de Palencia, con la posibilidad de que lleve incorporado un carril bici.

A la vez, se van incrementando las dotaciones en el ámbito recreativo, como ha sido la construcción de un campo de fútbol y un polideportivo, que serán completados con un frontón para el que se busca la ubicación apropiada.

La actividad se intuye frenética. Alumbrado, agua, pavimentación, zonas verdes, todo lo que el auge urbanístico trae consigo. Hasta la inevitable ampliación del cementerio local, que también empieza a quedarse pequeño.

Y todo ello sin descuidar a los dos polígonos industriales con los que cuenta, el de San Blas y el de la Asunción, y en el que se asientan bastantes pequeñas y medianas empresas, y que a buen seguro precisarán de un incremento en el suelo disponible.

El ayuntamiento tendrá que abrir todos los días, hará falta policía local... Prosperidad y mucho trabajo por hacer. Ése es el futuro bienvenido de Villalobón.

Nuevas viviendas y más perspectivas

Los vecinos de Villalobón confían en que los nuevos habitantes se impliquen más en la vida municipal

Soraya de las Sías

Panorámica de Villalobón con las nuevas urbanizaciones de viviendas y las que están ahora en construcción

Ver aumentar el padrón municipal de habitantes se ha convertido en un privilegio en la provincia palentina, y Villalobón es una de las pocas localidades que goza de este premio de un tiempo a esta parte. En 1991, la localidad cerrateña apenas contaba con 247 habitantes. Hoy, quince años después, ha triplicado su población, pues la ú ltima revisión del censo municipal efectuada el primer trimestre del año eleva la cifra a 880.

La cercanía a la capital –apenas 3 kilómetros separan los dos núcleos urbanos– ha convertido a Villalobón en un dulce caramelo que los promotores no están dispuestos a perder. De hecho, desde que se levantara la primera urbanización, la construcción de viviendas se ha disparado, hasta el punto de que en la actualidad hay más de mil en lista de espera en varios sectores al lado de la carretera de Astudillo.

Las previsiones de futuro apuntan a que se seguirá construyendo, a pesar de que no quede ya suelo urbano, según asegura el alcalde, Gonzalo Mota Alario.Habrá que ir pensando en la reconversión de los terrenos rústicos y aquí entra la polémica para unos y la ironía, para otros, cuando dicen que los agricultores y propietarios de las fincas ya no miran al cielo esperando las ganancias en forma de lluvia, sino que están pendientes de la visita de un promotor que esté dispuesto a pagar el elevado precio que piden por hectárea de terreno.

Entretanto, la esencia y fisonomía del pueblo va cambiando. Las nuevas líneas urbanísticas de las afueras se alejan del enramado de callejuelas del centro e incluyen nuevas zonas ajardinadas y de esparcimiento, además de nuevos servicios a la población. «Poco a poco se va mejorando las comunicaciones. Hemos conseguido más viajes en la línea de autobús, e incluso contar con una guardería del programa Crecemos de la Diputación Provincial » , agrega el regidor.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Los vecinos de toda la vida lamentan que Villalobón ya no es lo que era, que ha perdido buena parte de esa esencia de pueblo que antes acompañaba a las calles, con reuniones a la solana, con paseos por la orilla de la carretera. «Es verdad que se ha prosperado y se ha mejorado mucho, pero nosotros echamos en falta esa cercanía de antes. Los nuevos vecinos que llegan apenas se relacionan con nosotros, viven al margen del pueblo», lamentan algunos, mientras esperan y confían que con el paso del tiempo la situación mejore y todos se impliquen de manera conjunta en la vida municipal.

Estaba escrito

Villalobón asiste a uno de los mayores incrementos de población que se registra en la provincia palentina

Soraya de las Sías

El historiador Sebastián de Miñano incluía en 1826 en su 'Diccionario Geográfico de España' una peculiar definición de Villalobón acorde con aquellos tiempos. «Situado en la ladera de un monte, cuenta la villa con 147 vecinos, 522 habitantes; una parroquia y un pósito. Es escasa de aguas y con especialidad de las de buena calidad. Produce trigo, cebada, avena y vino. Industria en yeserías. Dista poco más de media legua de la capital».

Dos décadas más tarde, otro conocido y afamado historiador, Pascual Madoz, ampliaba y variaba los datos acerca de esta localidad cerrateña en su 'Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de España y sus posesiones en Ultramar'. Lo describía como «villa en la colina con 153 casas de pobre construcción, la mayor parte de tierra, distribuidas en calles estrechas y tortuosas. Industria, la agrícola, y las mujeres se ocupan en hilar para las fábricas de mantas y bayetas de la capital. Población: 94 vecinos, 489 almas según los datos oficiales, y según noticias fidedignas: 152 de los primeros, y 547 de las segundas».

155 años después de esta segunda acepción, las cosas han cambiado y mucho en Villalobón, que ha crecido demográficamente y ha mejorado su aspecto e imagen al mismo tiempo, de forma simultánea.

Con la llegada de nuevos vecinos y pobladores, que fijan en la actualidad un padrón cercano a los 800 habitantes, se han incrementado las necesidades urbanas y se ha lavado la cara al pueblo. Ya no dominan las pobres construcciones de adobe, sino las nuevas urbanizaciones de viviendas unifamiliares con parques y jardines, con piscinas y con avenidas que nada tienen que ver aquellas callejuelas (sí estrechas, pero no tortuosas) del centro, del casco antiguo, dominado por la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

Sistemas métricos

En este punto la definición también se modifica, porque ni siquiera el templo permanece intacto al paso del tiempo. De hecho, en la actualidad está envuelto en andamios, acogiendo varias obras de reforma de las cubiertas y del pórtico de acceso, deteriorados por el paso de los años.

La distancia con respecto a la capital también varía, si acaso únicamente en el sistema de medición utilizado, porque la media legua que en el siglo XIX separaba a Villalobón de Palencia es equivalente a los tres kilómetros que marcan en la actualidad las señales y los indicadores.

Quizás este dato, unido a las referencias de escasa actividad agrícola e industrial que los dos historiadores evidenciaban antaño, hacen que sus acepciones se tengan que tener en cuenta como un presagio, como análisis concienzudos que ya vaticinaban que el futuro de Villalobón no sería el mismo que el de otros pueblos del medio rural de la provincia palentina. Tal vez ya querían avisar a los que hoy se admiran del crecimiento que Villalobón está experimentando.

Entonces, solo queda añadir un matiz a modo de moraleja del cuento de los diccionarios: que nadie se sorprenda, porque ya estaba escrito.