Vertavillo

Atalaya con sabor medieval

El ayuntamiento quiere conseguir unas normas urbanísticas que ayuden a mantener la estética e identidad de Vertavillo

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

Vista panorámica de Vertavillo.

Vertavillo es una atalaya. Ascender hasta él sugiere adentrarse en un espacio singular. Atravesar cualquiera de sus puertas trasmite evocaciones que alcanzan a tocar su pasado medieval.

La estructura de sus calles, los detalles en cada rincón, se han visto además complementados con el adoquinado del casco urbano, que le ha dado a este elevado pueblo un aire todavía si cabe más característico.
Un magnífico rollo jurisdiccional, frente al arco que da paso a la calle del Postigo, se asienta en uno de los lugares más llamativos de la localidad, donde se abre un mirador como para quedarse.

Es precisamente este mirador uno de los próximos objetivos de la corporación municipal, que pretende arreglarlo junto con el entorno de cárcavas que existe a sus pies.

Junto a él, una casa palaciega será igualmente rehabilitada, aunque su destino no está del todo determinado. Podría convertirse
en museo etnográfico y salón de actos, pero también existe la posibilidad de que algún particular quiera convertirla en posada de cara al turismo rural.

Rehabilitar es la palabra

Vertavillo lleva unos años en ese trance. Desde el reloj de la iglesia, los arcos de la muralla, el rollo, el ayuntamiento... todos ellos se han beneficiado de procesos de recuperación. Y esa es la intención, seguir en el empeño de conseguir del pueblo su mejor cara.
Para ello, desde el ayuntamiento se trabaja en la elaboración de unas normas urbanísticas propias, encaminadas a mantener la estética y la identidad que la localidad atesora, y preservar el espacio visual que desde el mirador se puede contemplar actualmente.

Fundamentado en la agricultura –solamente quedan dos ganaderos–, Vertavillo cumple con su compromiso de entregar a cada vecino diez hectáreas de terreno para cultivar, a cambio de una renta simbólica. Es uno de los reclamos para los que se acercan a vivir a este pueblo que, como tantos, y pese al descenso de habitantes, se resiste a que lo consideren muerto. De hecho, sus casas están cuidadas y ocupadas en su totalidad, aunque una parte de ellas solo durante los meses de buen tiempo o fines de semana.

Hace ocho años que no nace un niño vertavillero, y quizá el destino convierta a esta atalaya cerrateña en una residencia veraniega. Sea como fuere, el futuro de Vertavillo no parece ser ni mucho menos la desaparición. Si acaso, y haciendo honor a su historia, la lucha por adaptarse al porvenir incierto que nos espera.

Al compás de la tambora

La asociación y las cofradías se erigen en dinamizadores de la vida social de Vertavillo

Texto y fotografía de Soraya de las Sías

Celestino toca la tambora junto a la iglesia.

Frente por frente al rollo jurisdiccional, en el teleclub, Celestino abandona por unos momentos una partida de dominó para acercarnos una de las tradiciones con más arraigo que existen en Vertavillo: el Carnaval, del que él mismo también es protagonista, pues lleva tocando desde 1951 la tambora con la que se inician las celebraciones.

Mientras apura las últimas caladas de un cigarrillo, recuerda que la Cofradía de las Ánimas, organizadora de esta fiesta, se fundó el 14 de abril de 1575. Desde entonces, funciona como uno de los entes dinamizadores de la localidad cerrateña, organizando todos los desfiles de estos días. «A partir de Las Candelas, se recorren las calles por la mañana y por la noche, se toca la tambora y se anuncia a los vecinos los preparativos del Carnaval», explica Celestino Sardón.

Después, el domingo de Carnaval, se pone en marcha toda la maquinaria de la cofradía, que se ha militarizado en cierto modo, utilizando la jerarquía y los mandos militares para establecer las diferentes funciones que tiene cada integrante. «Según figura en escritos antiguos de la cofradía, hubo un capitán que ganó la batalla y que entregó a los soldados, como recompensa, varios cántaros de vino. Este hecho o anécdota se reflejó en la propia fiesta, cuando los cofrades reparten y regalan vasos de vino para el resto de asistentes», señala Celestino, mientras especifica que el gran atractivo está en el 'revoleo' de las banderas. «Un estandarte de la Cofradía inicia el desfile. A continuación, voy yo tocando la tambora, anunciando el espectáculo. Sigue el capitán, que da las órdenes; el alférez, que se encarga de mover las banderas, y el sargento, que lanza la vara arriba tres veces. El palo significa la victoria de la batalla. Las banderas, la paz. Es muy emotivo», manifiesta Celestino.

Semana Cultural

Otros de los agentes dinamizadores de Vertavillo es la cofradía de la Virgen de Hontoria, que el domingo anterior a la Ascensión organiza una romería hasta la ermita que lleva el nombre de la patrona, a varios kilómetros del casco urbano. «Se va hasta allí en procesión, se celebra una misa y, a continuación, los fieles participan en una comida de hermandad en Valdileja, donde se ha acondicionado una zona de recreo y descanso con mesas y barbacoas», señala el alcalde, Alfonso Asensio Calvo.

Las dos cofradías luchan por mantener vivas estas fiestas y tradiciones, a pesar de la pérdida de población. A ellas se une además la asociación cultural Virgen de Hontoria, que pretende instalar nuevas citas en el calendario, como la Semana Cultural que organizan, con la colaboración del Ayuntamiento, en el mes de agosto, aprovechando la presencia de familiares, amigos y visitantes. «Siempre se procura mantener un programa con actividades para todos los públicos. Este año hemos tenido teatro, taller de malabares y de tatuajes, espectáculo de magia, exposiciones, charlas o concurso de tortillas y postres», apunta su presidenta, Andrea Laso, quien anima a los vecinos, especialmente a los jóvenes, a que participen de las actividades de la asociación y de otras costumbres, desde la romería hasta el Carnaval, al compás de la tambora.

Toros, fútbol y cartas

El teleclub que gestiona la asociación Virgen de Hontoria es el punto de encuentro diario de los vertavilleros

Texto y fotografía de Soraya de las Sías.

Antaño, aseguran los vecinos, llegaron a existir y funcionar hasta cuatro bares. Ahora, las tornas han cambiado. El sector de la hostelería ha quedado reducido a la nada, y el centro o teleclub que gestiona la asociación cultural Virgen de Hontoria es el único reducto y escenario para la convivencia que queda en Vertavillo. Hasta sus instalaciones, ubicadas junto al mirador y el rollo jurisdiccional, llegan cada día los vertavilleros para pasar un rato en común y comentar algunos de los últimos acontecimientos.
Estos días, el centro es el refugio perfecto para resguardarse de la lluvia, para disfrutar de las corridas de toros de la Feria de Abril y de los partidos de fútbol, para entretenerse con el dominó o con las cartas. «Éste es el punto de encuentro que tenemos los vecinos. Es lo único que nos queda para mantener algo de vida en el pueblo», señala Cipriano Antón, quien junto con Andrea Laso y Lourdes López, presidenta y secretaria de la asociación, respectivamente, son los encargados del funcionamiento, cuidado y mantenimiento del local.
« He venido de Valladolid al pueblo porque es muy tranquilo. Pero reconozco que si no existiera el teleclub, la posibilidad de reunirse con los demás, y celebrar alguna que otra fiesta, no vendría», especifica López, que explica que la asociación –actualmente con 223 socios–, se constituyó en 1984 con el afán de dinamizar el panorama social y cultural de la localidad cerrateña.
La oferta de cursos y talleres era más completa los primeros años de funcionamiento del colectivo. Sin embargo, a medida que los vecinos abandonaban el pueblo, el calendario de actividades y propuestas iba mermando. Aún así, los integrantes de la directiva no pierden las ganas de trabajar y la ilusión. Con la cuota anual de 9 euros por socio, programan fiestas, como la del próximo 12 de mayo con una paellada, y una semana cultural en agosto con charlas, exposiciones, teatro o campeonatos de juegos autóctonos, como la tarusa –en otras comarcas denominada tuta–. «Aprovechamos los días más cercanos a la fiesta de Nuestra Señora, porque es cuando hay más gente. Niños y mayores se animan a participar y se completa una semana cultural con muchos atractivos que merece la pena», explica Laso.
La unión que ha conseguido irradiar y contagiar la asociación en su círculo de integrantes es la misma que buscan algunos vecinos para con las obras de rehabilitación de la iglesia parroquial de San Miguel.
El proyecto de reforma del templo remitido desde la Consejería de Fomento de la Junta, que cuenta con el informe favorable de la comisión territorial de Patrimonio, establece que en la renovación de la cubierta se empleará teja en la nave central y láminas de zinc, en el resto.
Este hecho no ha agradado a algunos vertavilleros, que cuanto menos dudan del resultado estético y la efectividad de este material. Piden la colaboración y el apoyo de todos para reclamar la cubierta en su totalidad se restaure con teja.
Habrá que esperar a los resultados. De momento, ya hay otro tema de conversación en el teleclub. Otra charla para los que no quieran ver los toros o el fútbol, para los que no estén jugando a las cartas o al dominó.

Revalorización de su identidad

Arquimilenios III hará posible que la localidad cuente con un consistorio nuevo y más accesible

Las calles de Vertavillo invitan a pasear y conocer sus rincones

EDUARDO PLAZA VERTAVILLO.

Adentrarse en Vertavillo es como dar un paso atrás en el tiempo. Sus arcos de entrada, su rollo jurisdiccional y el más reciente adoquinado de sus calles dan idea de un pasado medieval que sorprende gratamente al llegar por primera vez. El pueblo está en lo alto de un cerro sobre el que se divisa buena parte de la belleza distinta de esta comarca. Cualquier punto del perímetro de Vertavillo es bueno para disfrutar de este singular paisaje, pero desde donde se tiene que otear un horizonte aún más espectacular es desde la torre de la iglesia de San Miguel, donde se ha acondicionado un mirador que estará abierto al público muy pronto y que se ha llevado a cabo aprovechando las obras de reforma de la cubierta y las fachadas del templo. La financiación ha corrido a cargo de la Junta de Castilla y León, que también se espera que pueda subvencionar los gastos de adecuación del interior de la iglesia.

Además de esta actuación, el Ayuntamiento de Vertavillo se ha planteado rehabilitar un palacete como nueva sede de la casa consistorial gracias a su inclusión en el Programa Arquimilenios III, que la Junta destina a la recuperación de espacios arquitectónicos de interés. Se pretende con ello incluir todos los servicios necesarios para los vertavilleros en una planta baja, con el fin de facilitar la accesibilidad de las personas mayores. La idea del consistorio es crear todas las dependencias municipales precisas, además de un salón de actos, una sala de exposiciones y un local para reuniones.

En este mismo edificio se sitúa el teleclub, sede de la Asociación Cultural Virgen de Hontoria, en honor a la devoción de los vertavilleros por esta virgen. El colectivo tiene unos 240 socios (en torno a 150 del pueblo), que realizan cursos y talleres durante el año y en verano organizan la Semana Cultural con actividades de teatro, cine, baile o juegos para niños.

El buen rollo de Vertavillo

En el Paseo del Postigo están los restos de una puerta y de la muralla medieval que encerraba a la villa

Vertavillo, encaramado sobre el paisaje cerrateño. /FOTOS DE GONZALO ALCALDE CRESPO

GONZALO ALCALDE CRESPO | VERTAVILLO

Un fotógrafo amigo mío dice que Vertavillo es uno de los miradores más generosos que uno puede encontrarse al recorrer esta casi desconocida comarca palentina. Está claro que está hablando del rincón conocido como el Mirador del Rollo, situado en el Paseo del Postigo, donde se ubican los restos de la muralla medieval que encerraba a la villa y de una de sus puertas, aunque la villa tuvo cuatro, abiertas a sus cuatro puntos cardinales.

La estampa de este singular rollo enmarcado por la puerta del Postigo es una de las imágenes mas representativas de la villa, pues hay que reconocer que pocos existen en nuestra tierra que se hayan conservado tan bien.

Por mucho tiempo, este tipo de símbolos pétreos fueron asociados -como en muchos casos lo fueron- a los tiempos opresores de los señoríos feudales, así como a su insolente y forzado vasallaje, por lo que, al ser abolidos esos privilegios en las Cortes de Cádiz, muchos de ellos fueron destruidos y eliminados.
No ocurrió lo mismo con éste, pues el 'buen rollo' de Vertavillo -que no picota- está más asociado a la independencia que la villa consiguió después de un largo pleito ante la Real Chancillería de Valladolid, de la jurisdicción de Baltanás a la que pertenecía por ser cabeza de Merindad, y a que el entonces monarca Carlos I sancionó a favor de la villa esta decisión.

El rollo, enmarcado por el arco del Postigo.

Por eso, vemos allí hoy sobre una grada de seis peldaños la prismática columna de seis metros de altura y cuatro lados rehundidos, que se remata con los escudos imperiales de águila bicéfala y cuatro cabezas de león, que miran a los cuatro puntos cardinales, señalando cuál era su dominio jurisdiccional.
Con todo lo dicho, bien claro queda que Vertavillo fue villa importante durante una buena parte de la Edad Media, pues era paso obligado de las carreterías aragonesas que recorrían el Camino Real de Aragón y de los ganados trashumantes que atravesaban su territorio por la Cañada Real Burgalesa. Verán que todo fue real hasta una visita y estancia que asegura la tradición que allí hizo el rey Fernando cuando vino a Dueñas a conocer a la que luego sería su esposa, Isabel la Católica.

Pero paseando el agradable entramado urbano de Vertavillo, veremos dentro de él algunas cosas más que seguramente llamarán nuestra atención. El pequeño rincón porticado de su Casa Consistorial. Frente por frente, la singular portada de su iglesia parroquial de San Miguel, que claramente se ve que fue edificada en el siglo XII, cuando imperaba por la zona la arquitectura románica, conservando esta época muchos restos, aunque también góticos y renacentistas.
Hoy no la hemos podido visitar por dentro, pues está en obras, pero les diré que dentro de ella destacan sus bóvedas de crucería de la capilla mayor y la sacristía, así como un buen artesonado mudéjar.

Antes de marcharnos de allí, debemos saber que a las afueras del pueblo se localiza la ermita del Santo Cristo del Consuelo, patrón del pueblo, que fue iglesia conventual de un antiguo monasterio dedicado a Santa Eugenia. A escasos tres kilómetros, se localiza la de la Virgen de Hontoria, donde todos los años se celebra una popular romería, a la que acuden vecinos e hijos del pueblo, pues Vertavillo es una de las villas que mejor conserva sus tradiciones, como la tambora de la cofradía de las Ánimas en el Carnaval.

Otra es el reparto de los lotes y suertes de leña de las tierras comuneras del Monte de la Tiñosa, uno de los montes de mayor superficie (2.800 hectáreas) y mejor conservados de los que todavía pueden verse por el Cerrato palentino.