Con el espaldarazo de las administraciones
Vezdemarbán proyecta la construcción de un nuevo colegio, no exento de polémica, con financiación institucional
Texto de M. García. Fotografía de M. J. Cachazo.
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Vista del Ayuntamiento y plaza de la localidad.
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La denominación de este pueblo, al igual que su censo poblacional, ha ido variando con el paso del tiempo. En el año 1005 se le conocía como Marvan; en 1029, Mez de Marvane, mientras que a finales del siglo XI llegó a denominarse Vece de Marvan. La localidad ha llegado al siglo XXI con el nombre de Vezdemarbán, y con un patrimonio repleto de edificios históricos que hablan de un pasado relevante.
Entre su patrimonio artístico destacan las dos iglesias del pueblo. La primera es la de Santa María de la Cuesta, construida en el siglo XIII, y que consta de tres naves. En su interior destaca el altar mayor, realizado por Felipe Durán en 1788 y que posee una imagen de la Virgen de la Cuesta o de Santa Colomba, de estilo románico y de gran valor artístico.
El otro templo es el de San Miguel, iglesia destruida en el año 1831 a causa de un incendio, pero que se rehizo en su totalidad. También son relevantes sus parajes naturales, entre los que destacan la Fuente Vítero y la Fuente de Arriba.
Infraestructuras
A todos estos vestigios históricos y naturales, se unen nuevas infraestructuras que el Ayuntamiento de la localidad ha puesto en marcha con vistas a mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Este es el caso de la piscina municipal, que cuenta con un recinto de unos 10.000 metros cuadrados, y que el alcalde de Vezdemarbán, Longinos Domínguez Alonso, no duda en situarla «al mismo nivel que piscinas tan importantes como las de Toro».
El equipo de Gobierno de la localidad se ha encargado además de acondicionar varios parques, que se han convertido en los principales lugares de ocio para los habitantes de Vezdemarbán, entre los que se encuentra un gran porcentaje de gente joven.
Este sector poblacional está empleado, sobre todo, en la explotación agrícola y ganadera, aunque en Vezdemarbán permanece abierta una fábrica de tejidos, que da empleo a algunas mujeres del pueblo, y otra de chocolate, que comercializa su producto «a pequeña escala».
También es uno de los pocos pueblos de la comarca de Tierra del Pan que conserva un colegio propio. De hecho, las escuelas cuentan con cinco aulas abiertas, ya que todavía asisten a ellas numerosos niños, aunque ahora se proyecta la construcción de unas nuevas instalaciones, no exentas de polémica por el realojo de los alumnos en aulas prefabricadas a pocos metros del actual centro, que será demolido. La medida ha provocado la protesta de los padres de alumnos «por motivos de seguridad», mientras que el alcalde asegura que «no hay peligro para los niños y no creo que Educación se meta a hacer ninguna obra si no hay seguridad».
Comercio y hostelería
El pueblo dispone también de un modesto tejido empresarial, desarrollado en torno al sector comercial y hostelero ya que en él se encuentran abiertos dos supermercados, otras tantas carnicerías, además de una pescadería y cinco bares.
En el ámbito de las comunicaciones, la localidad vive pendiente de la mejora de su carretera, que se encuentra «en malas condiciones», aunque, según las informaciones a las que ha tenido acceso la Alcaldía, «todo parece apuntar a la próxima adjudicación de unas obras para acondicionar un tramo que pertenece a la Diputación Provincial».
No solo en este aspecto, los marbanos buscan el apoyo de las administraciones, ya que muchos de sus proyectos se encuentran a expensas de este espaldarazo institucional. No obstante el Ayuntamiento ya ha comenzado el arreglo de la plaza del pueblo, así como la pavimentación de varias calles. |