Dos décadas de espera
Castrillo lleva veinte años reivindicando la mejora de la carretera que les comunica con Zamora por Fuentelapeña
Texto de M. García. Fotografía de M. J. Cachazo.
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Casa Consistorial. |
Este pequeño pueblo, próximo a la autovía que comunica las provincias de Valladolid y Salamanca, lleva dos décadas reivindicando la mejora de algunas de las carreteras más utilizadas por sus vecinos.
El tramo que centra las solicitudes, tanto de los habitantes como del Ayuntamiento de la localidad, es el que une Castrillo de la Guareña con la población de Fuentelapeña, que además es la vía por la que sus vecinos se desplazan hasta la capital zamorana. «Llevo diez años al frente de laAlcaldía y durante todo este tiempo hemos solicitado el arreglo de la carretera y, además, me consta que el anterior alcalde también lo hizo, por lo que es una reivindicación antigua y no satisfecha por la Diputación Provincial, que es de quien depende esta vía», explica la alcaldesa de Castrillo de la Guareña, Ana María González Santos.
En septiembre
Las últimas noticias con las que cuenta el municipio vienen directamente del presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo, que, según la munícipe, «afirmó que las mejoras comenzarían en el mes de septiembre». Esta vía es muy transitada por los vecinos de la localidad, que tienen que desplazarse por ella a diario para satisfacer algunas de sus necesidades básicas. Es el caso de los niños que viven en Castrillo, ya que la localidad no cuenta con colegio propio y, mientras los más pequeños viajan a diario hasta Fuentelapeña, los estudiantes de ESO hacen lo propio a Fuentesaúco.
También las urgencias sanitarias las tienen centralizadas en el municipio de Fuentesaúco, aunque Castrillo dispone de un consultorio propio, al que acude un facultativo médico dos veces por semana.
El pueblo dispone de un bar, que es también lugar de ocio del municipio, mientras que los alimentos básicos los adquieren a los vendedores ambulantes que se trasladan hasta el municipio. También son muchos los que prefieren realizar sus compras en la cercana provincia de Salamanca, ya que la proximidad del pueblo a la autovía hace que el viaje hasta la capital charra pueda realizarse en apenas quince minutos, tal y como explica la alcaldesa de Castrillo de la Guareña.
La localidad centra su escasa actividad económica en la agricultura, con explotaciones de secano, y en la ganadería. Aunque antiguamente este pueblo se caracterizó por su riqueza en plantaciones de vides, de aquellos tiempos quedan pocos vestigios, la mayoría materializados en las múltiples bodegas que rodean el municipio.
El 70% jubilados
Tampoco Castrillo se salva del problema del envejecimiento poblacional ya que, según los datos municipales, el 70% de los habitantes censados son ya jubilados. Una dificultad que, añadida a la despoblación que sufre el municipio, hace que el futuro del pueblo no sea demasiado prometedor.
Conscientes de estas desventajas, el Ayuntamiento de Castrillo de la Guareña busca el apoyo de las administraciones para lograr mejoras en el pueblo, aunque su Ayuntamiento también está ejecutando algunos proyectos de acondicionamiento, «muy necesarios para esta localidad».
De hecho, el equipo de Gobierno municipal acaba de finalizar la construcción de una plaza del pueblo, «que era de arena y se encontraba en malas condiciones». Además, tienen en proyecto realizar el asfaltado de algunas calles y renovar el sondeo del agua porque «corre riesgo de soterramiento». La idea es forrarlo para que dure unos años, aunque a largo plazo se plantean su cambio «por su antigüedad y el riesgo que representa», explica Ana María González Santos. |