Otero de Herreros

Zona de especial protección y desarrollo

Otero de Herreros modifica sus normas para hacer compatibles construcción y protección del medio ambiente

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Sigilosamente, la nieve se desliza montaña abajo. La llegada del frío ha teñido de blanco el frondoso arbolado y las rocas de la sierra de Guadarrama aparecen cada vez más cubiertas por el níveo manto. La estampa invernal se ha adelantado de estación y regala una bonita postal desde Otero de Herreros.
En un alto, pero también a los pies de la montaña, la localidad se encuentra en un privilegiado enclave medioambiental, con parajes pintorescos y una rica fauna que supone la inclusión del municipio en Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA). El águila imperial y el real sobrevuelan su término y las precauciones para conservar adecuadamente ese regalo de la naturaleza deben extremarse.

Pero esa conservación del medio ambiente no está reñida con el progreso. «Con orden y desarrollo sostenible creo que puede funcionar», advierte la alcaldesa, María Luisa Román San Valentín. La modificación de las normas urbanísticas trata de proteger el enclave del municipio a la vez que regula la construcción. «No son unas normas demasiado permisivas a la hora de construir, pero tampoco paran el crecimiento», apunta la regidora. «Buscamos un crecimiento ordenado, porque hay que dar servicios a todo el mundo y, cuanto mejores sean, mejor», añade. «No queremos que sea un ‘boom’ inmobiliario».
Poco a poco, Otero de Herreros mejora sus infraestructuras y el censo crece. «Está subiendo mucho la población, tampoco a marchas muy grandes, pero se están haciendo promociones de viviendas», comenta la alcaldesa. «Es un pueblo donde la gente fija su residencia. Normalmente, la gente de Otero que se casa, se suele quedar en el pueblo».

La ubicación, a veinte kilómetros de Segovia y también cerca de Madrid, es uno de los motivos del crecimiento del municipio, que también tiene en sus buenas comunicaciones, con adecuadas carreteras y fluidos servicios de transporte público, tanto en tren como en autobús, otro de los elementos que animan al asentamiento de población. «Tiene servicios adecuados para vivir», destaca María Luisa Román.

Guardería y colegio

Entre esos servicios destaca la guardería puesta en marcha a través del programa Crecemos. «Pero es solo para 15 niños y se nos queda pequeña». Por eso, el Ayuntamiento ya ha firmado un convenio urbanístico y en cuanto se aprueben las normas, «se comprometen a hacernos la obra civil, el edificio, para una guardería municipal para unos cuarenta niños o más».

Una vez que la demanda de mejorar el cruce de la carretera que baja al pueblo y la N-603 se hará realidad en unos meses, ahora uno de los principales proyectos es la guardería, que si todo marcha según lo previsto, estará lista en un par de años. El incremento de la población infantil hace que el Ayuntamiento ya haya demandado la ampliación del colegio «porque si seguimos con este crecimiento, se quedará pequeño muy pronto».

Y es que mientras buena parte de la provincia lucha contra la despoblación, Otero de Herreros puede sentirse afortunado. Un motivo de alegría, como las numerosas fiestas –la romería de Nuestra Señora de la Adrada, los Santos Justo y Pastor o los quintos en Navidad– que a lo largo del año celebran los vecinos en un pueblo en el que «casi todos los meses hay algo que celebrar».

De las tortillas al Corpus

La romería de la Virgen de la Adrada marca el inicio del mes de mayo cargado de fiestas en Otero de Herreros

Isabel Jimeno.

El mes de mayo llega cargado de citas importantes y momentos para cumplir con la tradición en Otero de Herreros. El mes de las flores sigue siendo en el que los pequeños del pueblo toman la Primera Comunión, como siempre, el día de la Ascensión. Un domingo a medio camino entre otras de las fechas marcadas en rojo en el calendario de festejos del municipio.

Y es que una semana antes se celebra una de las fiestas más tradicionales de Otero de Herreros. Las de agosto son las que más actividades y gente congregan, pero las de la Virgen de la Adrada están envueltas de un sentimiento especial para los vecinos de la localidad y para los hijos del pueblo, que procuran volver para participar en los tradicionales actos.

Es el día de la romería de la Virgen de la Adrada o día de ‘las tortillas’ como también se conoce en el pueblo. Y es que es el día en el que todos acuden hasta la ermita para venerar a la patrona. A mediodía comienzan a llegar para comer allí, hace años con la tortilla como plato fundamental, antes de que la procesión parta rumbo al pueblo con la imagen de la Virgen de la Adrada.

Allí, en la iglesia de los Santos Justo y Pastor, permanecerá quince días. Dos semanas importantes en las que las celebraciones continúan en Otero de Herreros. Y es que el domingo siguiente es la Ascensión y los pequeños del pueblo viven un día grande al hacer su Primera Comunión.

Pasa otra semana y la Virgen de la Adrada regresa a su morada habitual, aunque ya sin romería. Tras la misa, la procesión se encamina hacia la ermita para despedir a la patrona, que durante su estancia en la iglesia recibe la visita de los fieles durante el novenario.

Sin tiempo para descansar, el siguiente fin de semana se celebra otra de las fiestas de Otero de Herreros: el Corpus Christi. Actividades y orquestas de viernes a domingo en lo que antes eran las fiestas grandes del pueblo. Ahora no lo son tanto, pero siguen conservando actos tradicionales destacados como la procesión.

Altares

Un largo y dilatado recorrido por las calles del pueblo que se prolonga durante cerca de dos horas. Y es que la Custodia recorre Otero de Herreros y hace parada en los altares que se preparan para es día. Una tradición muy arraigada en el pueblo. Hasta veinte paradas puede llegar a hacer el cortejo en otros tantos altares que adornan con esmero los habitantes de Otero de Herreros con motivo de una de las fechas más importantes de esta localidad segoviana ubicada al pie de la sierra de Guadarrama.

Un mercado medieval como complemento a las fiestas Isabel Jimeno.   Mercado medieval / El Norte   Desde que comienza julio, las actividades se suceden los fines de semana en Otero de Herreros gracias a la programación del verano cultural que se organiza desde hace unos años. Juegos para niños, actuaciones y competiciones deportivas que tienen su punto álgido a comienzos de agosto, con motivo de las fiestas de los Santos Justo y Pastor. Actuaciones musicales, representaciones teatrales, concursos y algún concierto a cargo de un grupo conocido forman parte del programa de los festejos mayores, que siempre tienen en el 6 de agosto el día grande, con la procesión en honor de los patrones del pueblo. Y desde hace dos años, la programación cuenta con un nuevo aliciente: un mercado medieval. Una iniciativa que surgió para prolongar el ambiente festivo durante todo el día y no solo por la noche y para ofrecer a vecinos y visitantes algo diferente a lo de otras fiestas patronales. El proyecto ha cuajado y desde entonces el fin de semana de las fiestas en honor de San Justo y Pastor lleva a Otero de Herreros siglos atrás con teatro de calle, animaciones, talleres artesanales, puestos del mercado, malabares con fuego y trajes de época. Además de las fiestas, otra de las épocas con arraigadas costumbres en la Navidad. Los quintos, aquellos que antes debían acudir a cumplir con el servicio militar y ahora los que harán 18 años, son los protagonistas de estos días que pasan entre comidas y cenas de amigos, con tiempo para organizar la Cabalgata de Reyes Mayos. Y dos días después, el 7 de enero, montados a caballos, los quintos ‘corren las cintas’, que penden de una cuerda en la que hace años se colgaban gallinas

La cabellera por un deseo

Cuenta la historia que la imagen del Cristo luce una melena natural como pago de una promesa

Isabel Jimeno.

Iglesia de los Santos Justo y Pastor, en cuyo interior está la imagen del Cristo de las Melenas. / I. J.

Historia de amores, tiempos difíciles y guerras se mezclan en una de las leyendas de Otero de Herreros. Fue hace algo más de un siglo cuando comenzó esta especie de cuento de hadas con final feliz para los protagonistas. Cuentan en el pueblo que fue a raíz de un suceso ocurrido durante la Guerra de Cuba cuando el Cristo del Crucero por el que tanta devoción han mostrado siempre los otereños cambió de nombre y comenzó a llamarse Cristo de las Melenas. Así, desde hace más de cien años, la nueva denominación se mantiene y para los vecinos de este pueblo de la falda de la sierra de Guadarrama, su Cristo, es el Cristo de las Melenas.

Narra la historia que la larga cabellera que luce la talla que se encuentra en la iglesia de los Santos Justo y Pasto está a ahí desde finales del siglo XIX. Dicen que es el pago de una promesa que una joven mujer realizó porque su marido, como ella pidió, regresó sano y salvo de la Guerra de Cuba. Corría el año 1898 cuando el joven matrimonio se tuvo que separar para que él, Doroteo, como otros muchos españoles, fuese a luchar a la contienda en la que España terminó perdiendo sus últimas posesiones de ultramar. El fin del imperio creado a raíz del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492 coincide con el comienzo de la leyenda del Cristo de las Melenas.

El tiempo pasaba, y el marido no regresaba. Muy creyente y ante la falta de noticias sobre su amado, la joven imploró frente la imagen del Cristo del Crucero que si su querido esposo regresaba con vida de la batalla, ella se cortaría el pelo y se lo donaría.

Su deseo se hizo realidad y tiempo después, el joven Doroteo regresó junto a su esposa, que como muestra de gratitud por la intercesión divina, no dudó en cortarse esa larga caballera que tanta envidia despertaba entre sus vecinas y prendérsela a la imagen del Cristo del Crucero, que desde entonces luce en el altar mayor una bonita melena de pelo natural que le sirve para que todo en Otero de Herreros le conozcan como el Cristo de las Melenas.