Riaza

Verde, rojo y negro

Riaza quiere aprovechar su privilegiado entorno para convertirse en mercado turístico sin descartar sus posibilidades industriales para aumentar la población

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Del verde del entorno serrano que bordea el pueblo que se torna de blanco en invierno en incluso ofrece la posibilidad de esquiar en la estación de La Pinilla –con actividades multiaventura el resto del año–; al negro de pueblos como El Muyo, Becerril o Serracín construidos a base de pizarra; el rojo de Madriguera o Villacorta, o el amarillo de las piedras de Alquité o Martín Muñoz de Ayllón conforman el extenso paisaje de Riaza, con un gran atractivo que se quiere explotar. «El Ayuntamiento debe trabajar en consolidar Riaza como un mercado turístico para que el visitante permanezca más», advierte la alcaldesa, Andrea Rico.

Y es que potenciar la oferta turística tanto de Riaza –con atractivos como su plaza porticada o la romería de Hontanares, declarada de Interés Turístico– como del resto de sus pedanías –cuya tradicional y original arquitectura ha sido protegida de manera oficial– es uno de los objetivos para intentar que el importante incremento de población registrado en el último lustro –el censo ha subido más de un 20%– continúe y la población estable sea cada vez mayor. La posibilidad de edificar viviendas sociales y el proyecto para la construcción de un polígono industrial que diversifique la economía son otras de las iniciativas que persiguen el mismo fin.

Pero mientras unos miran a unos proyectos de futuro, otras pedanías aún luchan por ponerse al día. La llegada este año de la red de abastecimiento y saneamiento a Serracín ha animado la construcción de segundas residencias en este pueblo habitado por una sola familia. Pero lograr algo tan común como el agua corriente todavía es un sueño para Aldeanueva del Monte, cuyos vecinos deben abastecerse con el agua que obtienen del pozo que cada uno tiene en casa.

En El Negredo, El Muyo y Madriguera, el verano ha vuelto a traer las cisternas para el abastecimiento. «Hay otras infraestructuras que también son caras que se hacen en las ciudades y los habitantes de los pueblos no somos ciudadanos de segunda y debemos tener unos servicios básicos», apunta la regidora, que solicita la colaboración de otra instituciones para que todos los pueblos cuenten con una infraestructura básica. «Los Ayuntamientos tenemos que hace ingeniería financiera con nuestros recursos», comenta.

Diez mil en verano

Esos problemas se agudizan en la época estival, cuando los algo mas de dos mil habitantes del municipio se multiplican hasta alcanzar los cerca de diez mil que hay en épocas puntuales «y es un problema porque los Ayuntamientos no tenemos recursos para atender a esa población», lamenta Andrea Rico, que tiene como objetivo que la población estacional siga siendo importante, pero que la «estable sea cada vez mayor».

«Que los jóvenes -añade- que se marchan a Madrid puedan encontrar trabajo en Riaza porque está demostrado que la calidad de vida es mayor».

Mejorar el sistema sanitario en la comarca y construir un nuevo colegio con más capacidad son otras de las metas, una vez que la Junta subvencionará la guardería para atender la demanda de la creciente población infantil riazana.

Aparición milagrosa

Riaza conmemora este año el cuatrocientos aniversario de la construcción de la ermita de la Virgen de Hontanares

Isabel Jimeno.

Un momento de la procesión de Nuestra Señora de Hontanares tras la salida de la Virgen de la ermita / el norte

Leyenda, creencia, fervor y realidad se mezclan en la ancestral tradición de la romería de la Virgen de Hontanares, el primer domingo de mayo y el domingo posterior al 8 de septiembre en una fiesta declarada de interés turístico que atrae hasta la ermita a decenas de fieles que acompañan en este día los centenares de riazanos que hasta allí se acercan en vehículo o andando, como lo hicieron sus antepasados.

Y si todos los años la fiesta es especial, este lo será aún mas. Se cumplen cuatrocientos años de la construcción en 1606 de la actual capilla edificada con las limosnas de los fieles sobre otra anterior, y tan significativa fecha merece una celebración especial. Los actos conmemorativos del cuarto centenario ya han comenzado y se sucederán durante todo el verano, hasta la celebración de la Octava de la romería el 17 de septiembre, entremezclados con el variado y activo programa cultural de Riaza.

Leyendas y creencias populares rodean la celebración de la popular fiesta en honor de una virgen que poseían los vecinos del desaparecido pueblo llamado Fontanar. Según cuentan, fue un pastor quien, en una gruta, al escuchar una voz, encontró la imagen de la virgen, que los habitantes de Fontanar habían ocultado para protegerla de la invasión de los árabes.

El milagro de la aparición se extendió pronto por la comarca y los fieles acudían a venerar a la bella imagen, primero entre las rocas en las que fue encontrada y luego en el santuario construido con las limosnas de los devotos.

Una veneración que, aunque con algunas modificaciones, ha llegado hasta el siglo XXI con gran fuerza como prueba el hecho de que cada domingo posterior al 8 de septiembre centenares de fieles –muchos llegados en autobuses desde otras localidades– se acercan hasta el santuario para acudir a misa, danzar en la procesión y, de paso, disfrutar de la comida en plena sierra.

La bajada de la virgen de su hornacina mientras se entona la Salve que pone fin a la homilía es uno de los momentos más emotivos. También con gran devoción los fieles acompañan a la virgen en la procesión sin cesar de bailar las jotas que antes los hombres siembre danzaban de cara a la imagen.

Actividades en verano
Este año, la escena se volverá a repetir en la ermita de la Virgen de Hontanares. Y hasta que llegue ese día conferencias, exposiciones de fotografías, representaciones del milagro y una peregrinación al santuario el 14 de agosto irán marcando el camino hacia el gran día que para los riazanos es la romería de la Virgen de Hontanares, que se celebra tan solo unos días después de que en Riaza se viva otra de las fiestas grandes: Nuestra Señora del Manto, el 8 de septiembre.

Colorido mayo

Riazanos y asociaciones se esfuerzan para que fiestas menores como la Cruz de Mayo o San Gregorio continúen celebrándose

Isabel Jimeno.

Fiesta de la Cruz en la Plaza Mayor de Riaza

Son las de Nuestra Señora del Manto y las del Virgen de Hontanares las fiestas más conocidas y las que más gente congregan en Riaza. Pero no son las únicas de este municipio, que de enero a diciembre siempre encuentra un motivo para recordar una fecha especial tanto en la villa como en el resto de sus diez pedanías, pequeños núcleos que no olvidan sus tradiciones.

Y entre esas fecha más conocidas, otras que quizá para los foráneos pasen más desapercibidas, pero que en Riaza tienen una importancia especial gracias al empeño de los riazanos y asociaciones por mantener esas costumbres aprendidas de sus ancestros e incluso impulsar nuevas fiestas, como las de la Juventud.

Uno de los colectivos que contribuye a que esas fechas señaladas sigan siéndolo es la asociación cultural Cruz de Mayo. Haciendo honor a su nombre, una de las fiestas que se encarga de promover es precisamente la de la Cruz de Mayo.

Aunque la tradición manda que sea el día 3, ahora normalmente se festeja el 1. Un cambio de fecha que no quita vistosidad a esta fiesta recuperada tras caer en el olvido durante años a partir de la Guerra Civil. Adornada con flores de colores, la cruz sale a la plaza porticada de Riaza, donde los danzantes del grupo de la localidad bailan las jotas que, con ayuda de los recuerdos de los mayores, la asociación también se ha encargado de recuperar.

San Gregorio de la Ostia, el 9 de mayo, es otra de las fiestas que este colectivo también conmemora. Cuentan en el pueblo que, hace muchos años, el santo intercedió para librar a sus habitantes de una plaga de langosta, lo que hizo incluso que se llegase a proponer en convertirlo en patrón de Riaza. Sin embargo, la fuerte devoción por la patrona, la Virgen del Manto, impidió que la propuesta saliese adelante.
Comida

Sin embargo, el Ayuntamiento de Riaza no quiso que una fecha tan importante para el municipio quedase en el olvido y la convirtió en fiesta local en la que no faltan la misa y procesión en su honor. Además, desde hace unos años ha tomado un nuevo empuje.
La plaza se convierte en una gran cocina. No faltan las bebidas, el chorizo y la morcilla antes de que la caldereta de bacalao esté a punto para ser servida. Es la contribución de la asociación cultural Cruz de Mayo para que otra de esas fiestas importantes para los riazanos, pero menos multitudinarias, sigan siendo unas fechas especiales en Riaza.

Con encanto natural

Riaza quiere explotar el potencial turístico del municipio todo el año

Isabel Jimeno.

Construcción y servicios son los sectores económicos en los que se sustenta buena parte de la economía de Riaza. Dos actividades en pleno auge en los últimos años que han generado un buen número de puestos de trabajo y, a la vez, el incremento de la población de esta localidad del nordeste de la provincia de Segovia.
Un crecimiento en los vecinos habituales importante, pero que nada tiene que ver con el que registra durante estos días el municipio, que casi quintuplica la cifra de gente hasta alcanzar las diez mil personas. Un aumento que da vida, pero que también requiere un importante esfuerzo del Ayuntamiento por mantener los servicios, «y es difícil», advierte el alcalde, Benjamín Cerezo.
Aunque este año, la crisis económica también se deja sentir en Riaza. Los comercios notan menos actividad y la construcción, tan importante y que tantos ingresos ha generado a las arcas municipales en ejercicios pasados, también ha entrado en recesión «y vamos a tener que apretarnos el cinturón y gastarnos menos en algunas cosas», apunta el regidor, quien insiste en que se centrarán en obras necesarias y de infraestructuras que mejoren la calidad de vida tanto en Riaza como en los diez pueblos anejos, que todavía «presentan deficiencias grandísimas». Tantas como que muchos tienen casi todas sus calles aún de arena o que otros como Aldeanueva del Monte todavía tiene casas sin agua corriente que se abastecen a través de pozos.
Lo que sí tienen estos pequeños núcleos con mucho encanto, sobre todo natural, es un importante potencial turístico que, sumado al de Riaza, el Ayuntamiento trata de explotar aún más. El municipio ya es conocido, pero la intención del Consistorio «dar más nombre al pueblo» y, a la vez, «recuperar ese aire de pueblo, como era antiguamente que se ha perdido».
La nueva web municipal, con continúas actualizaciones, es una vía para dar a conocer Riaza y potenciar la actividad turística durante el resto del año, no sólo en verano y en invierno con la estación de esquí de La Pinilla, que también se pretende «potenciar». El senderismo o la actividad micológica son algunas de las actividades que quieren explotar.
Vinculado al turismo está también otro de los proyectos que trata de sacar adelante el Ayuntamiento: el campo de golf que se comenzó a idear hace un decenio y que aún no ha visto la luz.
A la vez, el Ayuntamiento trata de mejorar el acceso a Internet y lucha por llevar la banda a todos sus pueblos y por mejorar la sanidad, «un tema que verdaderamente nos preocupa», con más especialistas en el centro médico.
Junto con la sanidad, para la que reclaman más especialistas en el centro médico, otra de las áreas clave es la educación. Construir el nuevo CEO (Centro de Educación Obligatoria) para impartir en el pueblo también Secundaria es uno de los proyectos que pronto comenzarán a hacerse realidad y el alcalde ya prevé que pronto será necesaria la ampliación de la guardería, porque ya está llena debido al incremento demográfico y al nacimiento de niños.
Pero mientras Riaza crece, la mayoría de sus pueblos anejos avanzan en dirección opuesta y disminuyen, aunque estos días respiran la vida que falta durante buena parte del año.

Un paisaje con los colores del arcoiris

Riaza y sus pedanías aglutinan una arquitectura con diferentes tonalidades por los materiales empleados

ELENA RUBIO ARAGONESES

Ubicada en el nordeste de la provincia, Riaza es una localidad serrana por excelencia. Entre sus fascinantes paisajes se puede descubrir un rico patrimonio natural y arquitectónico digno de resaltar. Uno de los aspectos más significativos de Riaza es su plaza porticada con una serie de casas solariegas con fachadas blasonadas y con casas típicamente riazanas, de planta rectangular, dos pisos y sobrado, cuyos tejados descienden a dos aguas por la particular forma de poner las tejas con la parte cóncava hacia arriba.

Su plaza es especial porque desde 1873 el centro es un ruedo en elipse, rodeado en sus partes sur y oeste por gradas de piedra y una balaustrada de hierro forjado.

Pero hablar de Riaza es también ir a las ermitas de Hontanares, San Juan y San Roque, así como ver las iglesias románicas de dos de sus pedanías: Aldeanueva del Monte y Barahona del Fresno.

Pero si sus municipios aledaños son conocidos por algo es por su color. De esta manera se puede disfrutar de los pueblos amarillos si se pasa por Alquité y Martín Muñoz de Ayllón ya que en sus muros se han utilizado cuarcitas.

Otra ruta muy colorida es la de los pueblos rojos, porque aparece un sustrato rico en compuestos férricos. Por este motivo, las construcciones de Villacorta y Madriguera presentan esta tonalidad tan característica. Y del rojo al negro porque así se conoce la ruta que comprende Becerril, Serracín, El Muyo y El Negredo. Un calificativo que se debe al uso de pizarra para los tejados de las casas y piedras oscuras para los muros.
Pero las distintas tonalidades de Riaza no sólo vienen de la mano del hombre, también la naturaleza tiene mucho que decir.

La localidad cuenta con el Hayedo de La Pedrosa, un paraje donde sobre todo predominan las hayas, aunque también hay robles, avellanos, acebos, brezo blanco o arándanos. Una variedad natural que hace que en primavera y otoño se produzca una explosión de color.

Blanco

Y donde suele existir solo un color, el blanco, es en la estación de esquí de La Pinilla. Es un lugar donde se pueden practicar los deportes de nieve en un ambiente familiar y sin aglomeraciones. Además, esta centro ha diversificado su oferta para realizar actividades multiaventura durante todo el año.

Aunque si lo que se prefiere es ir por libre, Riaza ofrece también numerosas rutas para hacer senderismo y disfrutar de vistas espectaculares, como la que se obtiene desde el mirador de Peñas Llanas desde donde se pueden ver los límites provinciales de Burgos, Guadalajara, Madrid y Soria.

Y si se ha andado demasiado, el que acuda a Riaza puede refrescarse en alguna de las fuentes de la localidad como 'La Nevera', 'El Chorrito', 'El Escorial' o 'La Jacinta' así como disfrutar de su gastronomía típica: un cordero asado en horno de leña o un plato elaborado con setas de la zona.

Una vida detrás de la barra

Máximo Villacorta, de 69 años, se ha dedicado siempre a la hostelería y ha abierto negocios

Plaza Mayor con sus típicas casas con soportales. :: M. RICO

MÓNICA RICO

A todos los atractivos que ya de por sí tiene el municipio de Riaza, hay que sumarle desde este verano la puesta en marcha de la iniciativa del concurso de engalanamiento de balcones, gracias al cual la localidad luce aún mucho más bella en sus calles y fachadas.

Sin duda, uno de los puntos que más llama la atención a los cientos de visitantes que cada año acuden al municipio recorriendo sus calles es su plaza Mayor, típica castellana, porticada y dividida en dos partes por la situación del edificio del Ayuntamiento.

Tal y como se conoce actualmente, la plaza corresponde al año 1873. Entonces se dejó en el centro un ruedo en forma de elipse, rodeado en parte por gradas de piedra coronadas por una barandilla de hierro forjado.

Soportales

A este atractivo se añaden las casas, culpables finales de la formación de la plaza. Son construcciones típicas de la villa de Riaza, con la peculiaridad de contar con soportales apoyados en columnas de piedra o madera. Este era el lugar elegido para comerciar durante los lunes de mercado.

Las viviendas originales fueron construidas con muros de cal y canto y tejados a dos aguas, también con otra particularidad, la colocación de sus tejas, que tal y como ocurre en un reducido número de municipios de la provincia, se sitúan con la parte cóncava hacia arriba.
La mayoría de las viviendas se puede datar en el siglo XVIII y en algunas de ellas encontramos fachadas blasonadas.

Esta plaza, junto con la Casa Consistorial que se sitúa en la misma y sus calles aledañas, fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1970, por lo que ningún visitante debería perdérselo.

En el recuerdo queda el rollo jurisdiccional, que presidió el centro durante años y que fue sustituido por una farola de hierro forjado, que posteriormente fue eliminada, puesto que impedía el buen desarrollo de la lidia de los toros, ya que esta plaza también ha sido utilizada como coso taurino. También en su día contó con un quiosco de música o templete.

Si continúa el paseo por la plaza, el visitante se encuentra el Ayuntamiento, un imponente edificio construido en el siglo XVIII, de tres plantas, del que llama la atención especialmente su torre del campanario, elaborada con hierro formado.

Estas son sólo algunas de las imágenes que pueden quedar en el recuerdo del visitante. Sin embargo, para plasmarlo más allá de las retinas, el Ayuntamiento de la localidad convoca anualmente el concurso fotográfico 'En tu objetivo Riaza', lo que puede suponer una buena ocasión para conocer el rico patrimonio y los bellos paisajes de la localidad.

Pueblos de colores

Entre los bellos paisajes, sin duda nos podemos encontrar los 'pueblos de colores', pedanías de Riaza que, debido a las peculiaridades del terreno donde se asientan, junto con los tonos utilizados en su construcción, ofrecen una pintoresca variedad.
En el listado de 'pueblos amarillos' se encuentran Alquité y Martín Muñoz de Ayllón. Amarillo y blanco destacan debido a las cuarcitas utilizadas en la construcción de los muros de estas localidades.

En el entorno también se encuentran los denominados 'pueblos rojos', como Villacorta y Madriguera. Aquieren este tono debido a las construcciones realizadas a partir de tierra roja, un color de arcillas y arenas de los alrededores, ya que cuentan con un sustrato rojo rico en compuestos férricos.

Al final del listado nos encontramos pedanías como Becerril, El Muyo, El Negredo y Serracín. Estos son los 'pueblos negros', nombrados así por su singular y rica arquitectura en la que predomina el color negro, debido a que la pizarra es el material principal elegido para las construcciones en estos lugares.